jueves, 4 de noviembre de 2010

El renacimiento afrocolombiano

Este periodo inició en 1991 con dos hechos significativos:
Primero, la expedición de la Constitución Política Nacional en 1991 y segundo, el despertar del movimiento social étnico afrocolombiano. Por primera vez en la historia jurídica de la República de Colombia se incluyó a las poblaciones afrocolombianas en la Constitución Nacional y sus leyes reglamentarias, reconociéndolas y protegiéndolas como "grupo étnico", sujeto especial de derecho y con derechos étnicos, en especial, el derecho de diferenciación positiva considerado por la Corte Constitucional como un derecho fundamental.

La Constitución Política Nacional ha posibilitado el desarrollo de una legislación especial integrada por más de 12 leyes donde se establecen mandatos especiales a favor de la población afrocolombiana como grupo étnico. Ha faltado una campaña pedagógica de sensibilización tanto al interior como al exterior de las comunidades afros para que todo el país comprenda la pertinencia de los derechos afros y se solidarice exigiendo políticas publicas concretas para su realización.

El renacimiento afrocolombiano estuvo precedido por importantes acontecimientos que se sucedieron durante la segundos cincuenta años del siglo XX ellos son:

* La presencia masiva y el excelente desempeño de la juventud afro en los deportes como el fútbol, basketball, boxeo, atletismo, béisbol, pesas; pasando la persona afro a ser la cara visible y representativa de la nación dentro y fuera del país.

* El surgimiento de un notorio movimiento de valoración y práctica de las manifestaciones culturales afrocolombianas, en especial, de la música y de la danza, que se convirtieron en representaciones del ser colombiano y de la cultura nacional, en menor medida la literatura y la poesía donde se destacaron Manuel zapata Olivella, Jorge Artel, Miguel A. Caicedo, Sofonías Yacup.

* El acceso de las personas afros al sistema educativo, primero a la primaria, y después a la secundaria y a la universidad, aunque realizando grandes sacrificios en las ciudades del interior del país. Creación de las universidades Diego Luis Córdoba en Quibdo, y en Buenaventura la Universidad del Pacífico y del Valle, así como diversos programas de profesionalización de los docentes.

* El liderazgo y protagonismo político individual de reconocidos personajes afros que reivindicaron dentro de los partidos los derechos de la población afrocolombiana tales como: Diego Luis Córdoba del Chocó, Natanael Díaz del Cauca, dignos sucesores del talante de Luis Antonio Robles del Magdalena.

* El nacimiento del proceso organizativo y reivindicativo étnico promovido por grupos estudiantiles universitarios en la Universidad Nacional de Bogotá, la del Cauca en Popayán, y en Cali en las universidades del Valle y Santiago de Cali. Así mismo surgieron grupos de intelectuales organizados en Instituciones como el Centro de Estudios Afrocolombianos y la Fundación para la Investigación Folclórica Afrocolombiana liderados por el Doctor Manuel Zapata Olivella, la Fundación Palenque dirigida por Delia Zapata Olivella, el Movimiento Nacional de las Negritudes, el Centro para la Investigación de la Cultura Negra, la Revista Negritud y el Periódico Presencia Negra orientados por Amir Smit Córdoba, la Fundación Cultural Colombia Negra, y el Circulo de Estudios de la Problemática de las Comunidades Negras de Colombia Soweto en Pereira liderado por Juan de Dios Mosquera Mosquera. En agosto de 1997 se realizó en Cali el Primer Congreso de la Cultura Negra de las Américas, cuyo presidente fue el Doctor Manuel Zapata Olivella.

* El surgimiento en 1982 del Movimiento Nacional por los Derechos Humanos de las Comunidades Afrocolombianas CIMARRON y su pensamiento El Cimarronismo contemporáneo, liderado por Juan de Dios Mosquera. CIMARRÓN se convirtió en la escuela de formación ideológica y organizativa para los activistas y promotores del despertar de la conciencia étnica provocado por la Ley 70 de 1993. En este mismo tiempo surgieron las primeras organizaciones étnicas como la Asociación Campesina Integral del Atrato ACIA en Quibdó la asociación campesina del Alto San Juan ACADESAN, la Asociación Campesina de Negros Unidos del Anchicayá en Buenaventura, la Organización de Barrios Populares OBAPO de Quibdo y la Coordinadora Nacional de Comunidades Negras en Cali que se convirtió después en el Proceso de Comunidades Negras PCN liderado por Carlos Rosero.

* La realización de masivas protestas y movilizaciones cívicas que lograron impacto nacional, reclamando la dotación de servicios públicos y la atención y presencia presupuestal del gobierno nacional, deben recordarse el paro cívico departamental del Chocó en 1987 y en Tumaco El Tumacazo en 1988.

* La presencia masiva de líderes afros en las direcciones regionales y nacionales del movimiento sindical colombiano, especialmente, en los sectores portuarios, ferrocarrileros, bananero, azucarero, y en las juntas directivas de las UTC, CTC, la CSTC, entre ellos se destacaron Tulio Cuevas, José Raquel Mercado y Pastor Pérez


Afrocolombianos: pobreza y violencia
El estudio “Los Municipios Colombianos hacia los Objetivos de Desarrollo del Milenio: salud, educación y reducción de la pobreza” del Programa Nacional de Desarrollo Humano (PNDH), con el apoyo financiero de la Agencia Alemana de Cooperación GTZ, presentado en el primer semestre del 2006, afirma que la región más pobre del país es la Pacífica, la cual perdió ocho puntos en el Índice de Condición de Vida, ICV, y está 15 puntos por debajo del promedio nacional de ICV.  


La Región Pacífica está ubicada en el extremo occidental de Colombia y está compuesta por los departamentos de Chocó, Valle del Cauca, Cauca y Nariño, donde se asienta gran parte de la población afrocolombiana. La población de la ciudad de Quibdó, capital del departamento del Chocó, por ejemplo, está formada por una mayoría de afrodescendientes e indígenas, que constituyen cerca del 26,83% de la población total del país.
Los afrocolombianos también habitan los departamentos de la Guajira, Magdalena, Atlántico, Bolívar, Córdoba, Cesar, Sucre, Antioquia y el departamento del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Este último es un punto de referencia importante entre los afrocolombianos porque sus habitantes son descendientes de grupos de esclavos que los colonizadores británicos tenían en Jamaica. Se les denomina raizales porque se apropiaron de estas islas colombianas y hablan el criole, una lengua cuya base es el inglés y que mezcla expresiones de lenguas africanas.
Según la Constitución Política de 1991, el Estado debe reconocer y proteger la diversidad étnica y cultural (artículo 7 y 8) y garantizar el establecimiento de circunscripciones especiales para asegurar la participación de grupos étnicos en la Cámara de Representantes (artículo 176). La ley 649 del 2001 legitimó la participación de dos representantes a la Cámara de Representantes en el Congreso de la República.
A través de las leyes también se ha logrado que 80 territorios colectivos afrocolombianos sean reconocidos y adjudicados a estas comunidades étnicas por el Instituto Colombiano de Reforma Agraria (INCORA). En proceso de trámite están 89 territorios más, incluyendo islas e islotes del Océano Pacífico y del Mar Caribe.
Pese a estos logros y reconocimientos, la mayor parte de la población afrocolombiana sigue viviendo en la miseria. Según un documento del área de Estudios Africanos de la Universidad Externado de Colombia, “las necesidades básicas insatisfechas de los afrocolombianos superan el 80%”, lo que significa que tienen poco acceso a agua potable, luz eléctrica, salud y enseñanza pública.
A pesar de que los más de diez millones de afrocolombianos y los 25 mil raizales viven en zonas ricas en recursos hídricos, agrícolas y minerales, la mayor parte de ellos sobrevive en condiciones de pobreza y está sometida a graves condiciones de violencia. El departamento del Chocó, por ejemplo, forma parte de las reservas mundiales por su biodiversidad.
Según la Fundación HEMERA, dedicada a promover el conocimiento y respeto de la diversidad étnica colombiana, los grupos armados tratan de controlar y apoderarse de estos recursos naturales desplazando, torturando y asesinando a los pueblos indígenas, afrocolombianos y campesinos, que reivindican que se les saque del conflicto.
Para Henri Tenorio Segura , presidente del Comité para el Desarrollo del Pacífico, Coprodepa, en zonas donde habitan los afrocolombianos existe una fuerte influencia de la guerrilla y de los grupos paramilitares. Unos y otros disputan los territorios de los grupos étnicos especialmente en aquellas zonas donde existe un alto interés para el desarrollo de macroproyectos económicos, como la construcción del canal Atrato-Truándo y los grandes cultivos de palma de aceite.
Irene Vélez de la Fundación Censat Agua Viva, ONG que busca alternativas teóricas, políticas, metodológicas y técnicas al Desarrollo y a los problemas relacionados con la salud, el trabajo y el medio ambiente, denuncia que las intervenciones realizadas en nombre del desarrollo en territorios de las comunidades indígenas, campesinas y afrocolombianas han sido, ante todo, un camino rápido hacia la colonización de esos territorios, con la consecuente destrucción de los ecosistemas y fuerte presión para que los miembros de las comunidades abandonen sus valores sociales, culturales y económicos tradicionales.
El desarrollo también ha traído problemas a los afrocolombianos habitantes del archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Cuando en 1959 el estado colombiano confirmó la apertura del puerto libre, la llegada de habitantes del territorio continental colombiano y del extranjero empezó de desintegrar las bases sobre las que descansaba la sociedad Raizal Isleña: la agricultura, la pesca y los oficios artesanales. Según la Fundación HEMERA, los raizales isleños fueron impelidos a abandonar sus actividades productivas tradicionales para ser absorbidos por el sector terciario de la economía como lancheros, equipajeros, empleados bancarios, vendedores ambulantes, vendedores de mostrador, recepcionistas de hotel, maleteros, taxistas.
En cuanto a la educación, la tasa de analfabetismo en la población afrocolombiana es superior al promedio nacional (43% entre la población rural frente al 23% nacional y 20% entre la población urbana frente al 7.3% a nivel nacional).
Otro elemento que muestra la desatención del estado a las necesidades culturales y sociales de los afrocolombianos se relaciona con la etnoeducación. Según la Fundación HEMERA, en el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina la promoción de la lengua propia y las tradiciones socioculturales son prácticamente inexistentes en los currículos educativos.
Recientemente, el gobierno nacional estableció un proceso de selección para docentes afrocolombianos y raizales. El concurso se realizó en cada una de las regiones en donde existen vacantes previamente reservadas para etnoeducadores afrocolombianos y raizales y las cuales fueron reportadas al Ministerio de Educación a través de las secretarias locales del ramo. Con esa iniciativa el gobierno busca preservar las costumbres y la cultura de estos habitantes.

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